
La huelga de trenes que amenazaba con paralizar el servicio en toda España, incluida la provincia de Alicante, ha sido desconvocada tras un acuerdo de última hora entre el Gobierno y los sindicatos de Renfe y Adif. Sin embargo, más allá del alivio temporal que supone evitar los paros, los problemas estructurales del transporte público en la provincia siguen sin resolverse. La situación de los Cercanías en Alicante continúa siendo precaria, con constantes retrasos, infraestructuras obsoletas y una frecuencia de paso claramente insuficiente para las necesidades de los usuarios.
El pacto, cerrado en Madrid a escasas horas del inicio de los paros, garantiza que el Grupo Renfe mantendrá una mayoría accionarial en la nueva operadora ferroviaria catalana durante dos años. El objetivo: calmar los temores de la plantilla sobre una posible pérdida de derechos laborales ante el traspaso de competencias a la Generalitat. Pero, mientras se zanjan disputas políticas y laborales en torno al modelo ferroviario catalán, los usuarios de la red de Cercanías en otras regiones, como Alicante, siguen sufriendo los efectos de años de desinversión y falta de planificación.
La desconexión alicantina
En la provincia de Alicante, el transporte público ferroviario deja mucho que desear. La red de Cercanías, que debería ser columna vertebral de la movilidad entre poblaciones y hacia la capital, presenta deficiencias crónicas: trenes antiguos, frecuencias inadecuadas y conexiones mal resueltas. Los problemas de puntualidad y la escasa inversión en infraestructuras contrastan con las promesas de modernización que, año tras año, se repiten sin materializarse.
Si bien los sindicatos y el Gobierno han evitado la huelga a nivel estatal, los usuarios alicantinos no perciben mejora alguna en su día a día. El acuerdo alcanzado con ERC para gestionar el traspaso de Rodalies en Cataluña no tiene impacto directo en la Comunidad Valenciana, pero pone sobre la mesa el debate sobre la descentralización del sistema ferroviario y la necesidad de que cada región pueda gestionar sus líneas con mayor eficacia.
Un transporte público mejorable
Los viajeros de Alicante siguen esperando un transporte público digno y acorde con las necesidades de una provincia que recibe millones de turistas y cuyo tejido económico depende en gran medida de una buena conectividad. El hecho de que se haya evitado una huelga nacional no cambia la realidad: el sistema de Cercanías en Alicante necesita una profunda revisión y una inversión decidida. La desconvocatoria de la huelga puede ser una buena noticia en lo inmediato, pero no debe servir de excusa para seguir postergando las soluciones que el transporte público de la provincia exige.
Mientras en Cataluña se negocia el modelo de gestión ferroviaria del futuro, en Alicante los problemas de siempre siguen esperando respuestas. Y los usuarios, paciencia.
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