
Una vez más, el Ayuntamiento de Alicante suma otro proyecto anunciado a bombo y platillo a la larga lista de iniciativas que nunca se llevan a cabo. Esta vez, el consistorio ha decidido descartar definitivamente la subsede del Museo Nacional del Ferrocarril, una propuesta presentada en el anterior mandato cuando el PP gobernaba junto a Ciudadanos. Para ello, el Ayuntamiento renuncia al alquiler de la nave anexa a Casa Mediterráneo, por la que ha estado pagando un alquiler «simbólico» desde enero de 2022. Ahora, confía en que el espacio, cuyo uso sigue en el aire, pueda ser útil también para los vecinos. Pero, como siempre, no se especifica qué, ni cómo, ni cuándo, ni por qué.
El plan de convertir Alicante en subsede del Museo Nacional del Ferrocarril se oficializó en mayo de 2022, cuando el alcalde Luis Barcala y el director gerente de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, José Carlos Domínguez, firmaron un convenio para dar viabilidad a la idea durante la siguiente década. Un proyecto impulsado por el entonces concejal de Urbanismo, Adrián Santos Pérez (Ciudadanos), que el propio Barcala calificó como «un verdadero orgullo» para la ciudad (no como él).
Tres años después, y con Ciudadanos fuera de la Corporación municipal, el equipo de gobierno entierra el proyecto, pese a que ya contaba con un diseño definido. Porque ¡adivina! en el proyecto sí que se gastaron el dinero. El vicealcalde, Manuel Villar, ha confirmado este martes tras la reunión de la Junta de Gobierno Local que «fue una decisión que se tomó en 2022 y lo que se ha entendido es que no se tiene interés en esa utilización». Como alternativa, asegura que se está «planteando poder dedicarlo a un centro polivalente con los barrios de la zona».
La falta de una visión de ciudad a medio y largo plazo vuelve a evidenciarse en la gestión del PP al frente del Ayuntamiento de Alicante. La anunciada subsede del Museo del Ferrocarril es sólo un ejemplo más de cómo el consistorio pone en marcha proyectos sin una planificación real y sin capacidad de llegar a acuerdos transversales con el resto de partidos. Decisiones que, en vez de contribuir a una transformación estructural de la ciudad, se van abandonando, tras el pertinente gasto de dinero público, en el camino sin mayores explicaciones.
El futuro del edificio que iba a albergar la subsede sigue siendo incierto. Como ya adelantó la prensa en julio de 2024, Casa Mediterráneo, Adif y el Ayuntamiento negocian la ampliación de la sede de la institución diplomática, sumando este espacio a sus actuales instalaciones para diversificar su oferta de eventos. Según el director de Casa Mediterráneo, Andrés Perelló, «la subsede del Museo del Ferrocarril no era muy convincente por el planteamiento que tenía». En su lugar, se prevé la creación de un plató digital y una sala polivalente multiusos, que, según Perelló, beneficiarán «tanto a Casa Mediterráneo como al barrio de Benalúa y a toda la ciudad de Alicante». Eso sí, de poco valen estos mega-proyectos, si no van hilados a un plan que diga qué hacer, por ejemplo, con Las Harineras, con la futura retirada de vías de San Gabriel, con la Estación de autobuses, con el eternamente demandado centro social-cultural de Benalúa, etc.
El cambio de rumbo, sí se maquilla enmarcándolo dentro de las transformaciones anunciadas para la zona, incluyendo el ajardinamiento y la conexión con el barrio. Sin embargo, queda por ver si este plan también acaba siendo otra promesa incumplida o si, por una vez, el Ayuntamiento será capaz de concretar alguno de sus grandes anuncios.
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