La ciudad de Elche ha sido el inesperado escenario de un descubrimiento de gran valor histórico: la recuperación de un códice manuscrito datado en el año 1313, originario de la Comunidad de aldeas de Teruel. El documento, conservado por un coleccionista privado que lo había adquirido sin conocer su verdadera importancia ni su origen institucional, ha sido identificado por las autoridades gracias a una labor coordinada entre la Policía Nacional y organismos de patrimonio cultural.
Este códice, elaborado en plena Baja Edad Media, ofrece un testimonio único sobre la administración local, la gestión de tierras y los privilegios concedidos a las comunidades rurales del Aragón medieval. Se trata de una recopilación de documentos jurídicos y administrativos, redactados en su mayoría para servir como prueba legal en litigios sobre propiedades, lindes y derechos de pasto o tránsito. Su existencia refleja el complejo entramado de relaciones entre las élites rurales y los centros urbanos durante ese periodo, así como la importancia de la documentación escrita como garantía legal y como herramienta de poder.
Aunque la pieza se hallaba fuera de su contexto geográfico original, su recuperación en Elche y posterior análisis por expertos pone en evidencia la dispersión histórica de muchos fondos documentales, y cómo estos pueden reaparecer siglos después en colecciones particulares. Este caso refuerza la necesidad de vigilancia sobre el patrimonio documental y la cooperación entre instituciones para su correcta identificación y retorno.
El códice será restaurado y digitalizado para su conservación y consulta por parte de investigadores. Finalmente, será depositado en el Archivo Histórico Provincial de Teruel, donde pasará a formar parte del patrimonio documental aragonés. Su contenido aportará nuevas perspectivas sobre las prácticas jurídicas y la estructura territorial de las comunidades medievales, ofreciendo a los historiadores una fuente primaria de primer orden.
Este hallazgo no solo representa un avance en el conocimiento del pasado medieval peninsular, sino que también sitúa a Elche, aunque de forma fortuita, en el mapa de los lugares donde el patrimonio histórico continúa emergiendo y generando oportunidades para la investigación y la preservación de la memoria colectiva.
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