
Alicante cuenta con uno de los contratos de recogida de residuos urbanos más costosos de toda la Comunidad Valenciana. Más de 430 millones de euros en 12 años. Una cifra que, sobre el papel, debería traducirse en un servicio impecable, moderno y eficaz. Pero la realidad que viven algunos barrios, como La Sangueta, demuestra que el dinero no siempre garantiza la calidad.
Los vecinos de esta zona, ubicada prácticamente en primera línea de playa, denuncian que los servicios dejan mucho que desear. Concretamente, en la comunidad de propietarios de Arquitecto Jover, 6, compuesta por unas 120 viviendas, llevan semanas sin contenedores de basura. Literalmente: desaparecieron hace unos quince o veinte días, sin previo aviso, justo tras los primeros cambios introducidos por la nueva concesionaria, Netial.
Una retirada sin explicaciones
La situación no es nueva. Durante años, los camiones de recogida accedían a la urbanización a una hora pactada, gracias a una puerta mecanizada que se colocó hace dos décadas precisamente para facilitar esa labor. Más adelante, se decidió dejar los contenedores en el exterior, pero al menos estaban cerca y eran accesibles.
Ahora, con la supresión de esos contenedores, los vecinos —muchos de ellos ancianos— se ven obligados a cruzar la carretera de la Cantera en plena noche para poder tirar la basura. “No tiene ningún sentido. Con lo que se paga por este servicio, lo mínimo sería facilitar la vida a la gente, no complicársela”, lamenta Verónica García, presidenta de la comunidad.
Una reubicación que nadie entiende
Desde el Ayuntamiento argumentan que los contenedores estaban dentro de un viario privado y que, tras la revisión general que ha hecho la concesionaria, se han trasladado a una ubicación pública y más accesible para los camiones. Pero ese “espacio público más accesible” no lo es para los vecinos, que reclaman una solución inmediata. “Se están estudiando alternativas”, dicen fuentes municipales.
¿Y La Sangueta, pa’ cuándo?
La sensación general es de abandono. La Sangueta no es ni el centro ni la Playa de San Juan, pero tampoco es un barrio marginal. Es una zona histórica, con residentes estables y un entorno privilegiado. Lo mínimo que piden sus vecinos es ser tratados con la misma dignidad que el resto de la ciudad.
La pregunta que flota en el ambiente es tan clara como dolorosa:
¿Y La Sangueta, pa’ cuándo?
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