
La Vega Baja sigue apostando por el cicloturismo como una forma sostenible de descubrir su territorio y estrechar lazos entre sus municipios. Con la incorporación de cinco nuevas rutas, la red de cicloturismo de la comarca alcanza ya los 205 kilómetros, uniendo 14 localidades a través de caminos que combinan naturaleza, patrimonio y cultura.
El clima privilegiado de la provincia de Alicante convierte a la Vega Baja en un escenario idóneo para la práctica del cicloturismo durante prácticamente todo el año. Estas nuevas rutas permiten recorrer paisajes agrícolas, acequias y antiguas infraestructuras hidráulicas que reflejan la tradición de riego de la zona, al tiempo que facilitan el acceso a lugares de interés histórico y cultural.
Entre las novedades se encuentran itinerarios como «Las cañadas», que conecta Benferri con La Murada; «Los saladares», que atraviesa Albatera, Granja de Rocamora, Cox y San Isidro; o «Los cabezos», un recorrido circular entre Jacarilla y Benejúzar. También destacan «La marquesa», que enlaza Los Montesinos con San Miguel de Salinas, y «Los brazales», que permite pedalear entre Dolores, Catral, Almoradí y Daya Nueva. Todas estas rutas, de distinta dificultad, están señalizadas y cuentan con información accesible a través de la web de Convega.
Más allá del deporte y el turismo, esta iniciativa contribuye a la cohesión territorial, facilitando la conexión entre municipios y fomentando un modelo de movilidad sostenible. Convega, en colaboración con la Diputación de Alicante y los ayuntamientos implicados, ha impulsado este proyecto con una inversión de más de 111.000 euros, destinados a la planificación, señalización y dotación de infraestructuras como estaciones de reparación y aparcamientos para bicicletas.
Este esfuerzo refuerza el compromiso de la comarca con un turismo respetuoso con el entorno, promoviendo el disfrute de la naturaleza con un impacto mínimo. Además, consolida a la Vega Baja como un destino ideal para el cicloturismo, una actividad que no solo atrae a visitantes, sino que también mejora la calidad de vida de sus habitantes al ofrecer nuevas opciones de ocio al aire libre.
Gracias a este tipo de iniciativas, la bicicleta se convierte en un símbolo de convivencia y desarrollo, acercando a las localidades vecinas y permitiendo redescubrir la Vega Baja desde una perspectiva más sostenible y saludable.
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