
La situación del transporte ferroviario en la provincia de Alicante sigue evidenciando las carencias estructurales que afectan a sus ciudadanos. La reciente convocatoria de huelga por parte de los sindicatos del sector ferroviario no solo pone de manifiesto el desacuerdo con el traspaso de competencias y las condiciones en las que se ha llevado a cabo, sino que también expone una realidad insostenible: la precariedad de las conexiones ferroviarias y la falta de alternativas eficaces para moverse por la provincia.
Desde hace décadas, los habitantes de la provincia Alicante sufren un sistema de transporte público que no responde a sus necesidades. Las conexiones en tren dentro de la provincia son insuficientes, impuntuales y, en muchos casos, inexistentes.
El TRAM, que en teoría debería ser una solución para vertebrar el territorio, sigue sin conectar de manera eficiente ciudades clave como Elche, Sant Joan, Elda, la Vega Baja o Villena y el tiempo que tarda en llegar a Benidorm, Altea o Denia, es una auténtica odisea.
Y tampoco hay un servicio de autobuses acorde con lo que el turismo, las circunstancias laborales o la «regionalidad» que algunas zonas exigen.
Lo de la huelga, a nivel provincial suena a chiste, porque, en general, los Cercanías operan todo el año como si lo estuvieran, con horarios limitados y frecuencias reducidas, especialmente fuera del área metropolitana de Alicante y Elche.
La única alternativa para los alicantinos sigue siendo el coche, lo que agrava los problemas de tráfico y, para variar, la contaminación. Nos conciencian en la semana de la movilidad, pero hasta ahí llegan las medidas públicas al respecto.
Una huelga que evidenciará el colapso del sistema
El conflicto laboral en Renfe, provocado por la falta de acuerdo con el Ministerio de Transportes y Movilidad, derivará en una serie de paros a nivel nacional que afectarán especialmente a la Comunidad Valenciana. La huelga tendrá lugar los días 17, 19, 24, 26 y 28 de marzo, así como el 1 y 3 de abril de 2025, con horarios intermitentes en algunas jornadas y paros de 24 horas en otras. Esto supondrá la cancelación o retraso de numerosos trenes en plena celebración de las Fallas y el puente de San José, complicando aún más la movilidad de los ciudadanos y visitantes.
El Gobierno central ha establecido servicios mínimos del 75% en las horas punta para Cercanías y del 50% en el resto del día. Para Media Distancia será del 65% y para Alta Velocidad y Larga Distancia, del 72%. Aunque estos porcentajes buscan minimizar el impacto de la huelga, la realidad es que miles de viajeros verán alterados sus desplazamientos sin contar con alternativas viables.
Alternativas insuficientes: la dependencia del vehículo privado
La falta de inversión en el transporte público en Alicante ha dejado a la ciudadanía con pocas opciones frente a la huelga. Los autobuses interurbanos, en su mayoría gestionados por diferentes concesiones privadas, ofrecen frecuencias que no suplen la demanda ferroviaria, y las infraestructuras viarias están saturadas, especialmente en épocas de alta movilidad como las Fallas o Semana Santa. Además, el cierre definitivo del parking de Adif por las obras de la estación central del TRAM en Alicante añade otra barrera a la movilidad, dificultando aún más el acceso a los trenes.
La provincia de Alicante necesita una reforma urgente de su sistema de transporte público. La ampliación del TRAM hacia zonas estratégicas, la mejora de las frecuencias de los trenes de Cercanías y la optimización de las conexiones con el resto de la Comunidad Valenciana son medidas necesarias para evitar que la dependencia del coche siga siendo la única opción viable para moverse dentro del territorio. La huelga ferroviaria es solo un síntoma más de un problema estructural que exige soluciones inmediatas y una inversión acorde a la importancia de la movilidad para la ciudadanía.
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