El Ayuntamiento de Alicante vuelve a mostrar una alarmante falta de sensibilidad ecológica con su propuesta de desarrollo urbanístico recogida en el estudio previo del nuevo Plan General. A pesar de que el actual planeamiento ya contempla una capacidad para más de 37.000 viviendas, gracias a las más de 15.000 que siguen vacías, se pretende seguir inflando la burbuja urbanizadora con más de 32.000 nuevas viviendas y la construcción de una tercera ronda de circunvalación.
Este nuevo crecimiento urbanístico no solo es innecesario desde el punto de vista demográfico —los estudios estiman un crecimiento de población asumible sin nuevos desarrollos—, sino que además se plantea a costa de uno de los espacios naturales más sensibles del término municipal: las lagunas de Rabassa. Dos de los tres sectores urbanizables propuestos invadirían este entorno protegido, lo que demuestra una total incoherencia con el Catálogo de Protecciones aprobado por el propio Ayuntamiento en 2020, aunque todavía pendiente de ratificación por parte de la Generalitat.
La tercera ronda, que discurriría entre la Vía Parque y la A-70, acentuaría aún más el impacto sobre este enclave natural, fragmentando y degradando un ecosistema de gran valor ecológico. El modelo urbanístico que se propone perpetúa así un desarrollo expansivo, insostenible y alejado de cualquier lógica de respeto al medioambiente.
A ello se suma una notable carencia de participación ciudadana en el proceso de elaboración del plan. La consulta pública se ha limitado a un formulario con respuestas cerradas, sin que se haya ofrecido un verdadero cauce de debate, escucha y construcción colectiva del futuro urbanístico de Alicante. Un proceder que, más allá de cumplir de forma mínima con la normativa autonómica, margina a la ciudadanía de las grandes decisiones que afectarán al territorio en las próximas décadas.
Frente a este modelo urbanístico insostenible y excluyente, se hace urgente una movilización vecinal que exija un verdadero compromiso con la protección del territorio, la transparencia institucional y la participación ciudadana. Alicante no puede seguir construyéndose de espaldas a su entorno natural ni al interés general. Es hora de que la ciudadanía tome la palabra y defienda un futuro más equilibrado, justo y respetuoso con los espacios que aún conservan valor ecológico y paisajístico. Las lagunas de Rabassa no pueden sacrificarse en nombre de un crecimiento que ni es necesario ni sostenible.
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