
La salud mental se ha convertido en uno de los grandes retos de nuestra sociedad. La incidencia de trastornos psicológicos no deja de aumentar, especialmente tras los últimos años marcados por la pandemia, la incertidumbre económica y el aislamiento social. Sin embargo, el acceso a una atención psicológica adecuada y especializada sigue siendo un privilegio para muchos, dependiendo de su capacidad económica o del lugar donde vivan.
Ante este contexto, la Sociedad Valenciana de Psicología Clínica ha alzado la voz. Asegura que la sanidad pública valenciana carece de los profesionales necesarios para afrontar el aumento de la demanda de atención psicológica, y advierte de que se necesitan soluciones estructurales, no medidas improvisadas.
La organización ha mostrado su rechazo frontal a la propuesta presentada por Vox en Les Corts, que pretende crear una nueva categoría profesional en la sanidad pública: el psicólogo general sanitario, habilitado mediante un máster, frente a los actuales psicólogos clínicos que acceden a la especialidad a través del exigente sistema PIR (formación de cuatro años similar al MIR médico).
Paula Plasencia, vocal de la junta directiva de la Sociedad, ha denunciado en la Cadena Ser que esta iniciativa rompe la equidad dentro de la profesión y pone en riesgo la calidad de la atención psicológica que recibe la ciudadanía. “Sería una invasión de competencias estatales y una medida que atenta contra la normativa que regula a los especialistas en psicología clínica”, afirma.
La Sociedad Valenciana ya estudia la posibilidad de acudir a los tribunales si esta figura se implanta, pues considera que introducir perfiles con menor formación en el sistema público no solo genera desigualdades entre profesionales, sino que puede comprometer directamente la salud mental de los pacientes.
La necesidad de hacer más accesible la psicología no se cuestiona. Lo que sí se reclama es que sean los propios profesionales del sector quienes lideren el diseño de un sistema equitativo y sostenible que garantice el acceso universal, sin atajos ni soluciones apresuradas. Porque la salud mental no puede permitirse parches, sino una apuesta firme por la calidad, la equidad y la profesionalización.
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