Hay frases que encierran más de lo que dicen. “Lo que surja”, como consigna para la concentración del 8 de noviembre (a las 19.00h) ante lo que queda del viejo Cine Ideal, parece una invitación ligera, pero es, en realidad, una llamada a despertar. A preguntarnos cómo es posible que un edificio tan cargado de memoria, corazón y arte lleve más de veinte años con las persianas echadas, podrido y lleno de ratas, esperando a que alguien vuelva a darle sentido.
El Ideal no es solo un local abandonado; es una metáfora de lo que se está permitiendo hacer con la ciudad: privatizar la nostalgia, poner candados al patrimonio, cerrar la puerta a la cultura que nos hizo comunidad.
Que el Ayuntamiento se apresure a prohibir la proyección de Haunted Spooks, el mismo corto con el que se inauguró el cine en 1925, no es una simple decisión administrativa. Es un gesto político que muestra bien claro quién tiene hoy la voz y quién, apenas, el eco.
Mientras tanto, el guion de la realidad de fuera nos condena a seguirnos tragando el encarecimiento de la vida, la pérdida de barrios, la demolición de la identidad urbana, la indiferencia hacia lo que nos construyó colectivamente. Nos comemos el hambre y el silencio. Y sin embargo, “lo que surja” podría ser justo lo contrario: un acto de amor, una respuesta ciudadana que, aunque simbólica, reanime la piedra dormida y le devuelva el pulso que un día tuvo.
Soñar sigue siendo gratis, como plantarse delante de tu pasado a reflexionar. Quizá de poner esos sueños en común nazca la proyección que el Ideal merece, aunque sea al aire libre, sobre su propia fachada. Que quien pase por allí sepa que ese edificio tiene historia, que fue punto de encuentro y emoción compartida, que hay quien todavía lo recuerda con cariño.
El mayo del 68 nos dejó el lema de “prohibido prohibir”. Hoy podríamos repetirlo frente a la puerta del Ideal. Porque si la ley justa no necesita rebelión, las prohibiciones absurdas sí merecen ser desobedecidas, aunque sea con una mirada, una pancarta o un aplauso frente a una fachada muda.
El Ideal está ahí, esperando. Y quizá “lo que surja” sea, por fin, volver a creer que todavía hay algo que salvar. Si no lo que encierra, sí lo que por ello somos, o deberíamos ser.
















Excelente articulo y muy bien escrito.