La artista alicantina Olga Diego transforma el Espacio Séneca en un gran laboratorio aéreo con Escuela de Vuelo, una exposición que podrá visitarse hasta el 15 de noviembre. La propuesta gira en torno a una monumental escultura inflable controlada por drones, acompañada de una serie de artefactos voladores, talleres y charlas abiertas al público.
En esta intervención, Diego profundiza en una de las aspiraciones más antiguas de la humanidad: el deseo de volar. Su trabajo establece un diálogo entre naturaleza y tecnología, entre lo orgánico y lo artificial, que se materializa en una suerte de coreografía aérea. Las piezas no sólo se exhiben, sino que cobran vida en movimiento, activadas en distintos momentos a lo largo del periodo expositivo.
Con Escuela de Vuelo, la artista plantea el espacio como un territorio en constante acción, un taller expandido donde confluyen experimentación, pedagogía y performance. Además de las esculturas y dispositivos voladores, el proyecto incluye dibujos, documentación y talleres prácticos que invitan al público a participar en el proceso creativo.















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