
- La Cámara de Comercio pretendía levantar su nueva sede en Panoramis sin licencia y con dinero público
La Cámara de Comercio de Alicante ha tenido que paralizar —por fin— las obras de su nueva sede en el edificio Panoramis del puerto de Alicante. Lo ha hecho cinco días después de que el diario Información revelara que los trabajos, que llevan casi un año desarrollándose y están prácticamente acabados, se estaban ejecutando sin la preceptiva licencia municipal. Una práctica tan habitual como indecente en la tradición urbanística de esta ciudad.
La institución, presidida por Carlos Baño —con vínculos directos con el actual presidente de la Generalitat, Carlos Mazón—, trató de colar la remodelación de los antiguos cines del centro comercial (ahora reconvertido en oficinas) como una reforma menor mediante una declaración responsable. Pero el volumen de la actuación, valorada en más de tres millones de euros, hacía inviable esa vía. De esos millones, 1,5 los ha puesto la Generalitat Valenciana vía subvención directa, según ha confirmado ahora la Conselleria de Hacienda.
¿La justificación? Que la ayuda aún no se ha ejecutado del todo y por eso aparece tanto en los presupuestos de 2024 como en los de 2025. Pero se trata de una sola subvención, condicionada, eso sí, a que se termine el proyecto y se presenten todos los justificantes. Algo que, a la vista de los hechos, parece más una formalidad que una garantía.
Construcciones a la carta
A pesar de que Urbanismo informó negativamente del proyecto el pasado noviembre por no ajustarse a la normativa vigente, las obras no solo continuaron, sino que lo hicieron sin apenas disimulo. Solo hoy, y tras el escándalo mediático, la Cámara ha decidido echar el freno. Pero no ha sido el Ayuntamiento ni la Policía Local quienes han forzado la paralización: simplemente hoy no han aparecido los trabajadores. La obra, eso sí, ya está prácticamente lista.
En septiembre, la Cámara intentó regularizar la situación pidiendo una ampliación de plazo para subsanar el proyecto. Presentó un modificado y una solicitud de licencia de obra mayor, pero fue tumbada por los técnicos municipales. Aun así, los trabajos siguieron adelante. Como suele ocurrir en Alicante, donde las relaciones entre empresarios, instituciones y poder político permiten hacer y deshacer sin grandes consecuencias.
Baño y el cuento de “la institución”
A Carlos Baño no le gusta protagonizar titulares, pero es la cabeza visible de la Cámara alicantina ahora mismo. En los últimos días se ha desmarcado con declaraciones del estilo: «Baño no ha construido, ha construido la Cámara de Comercio». Un clásico de la evasión de responsabilidades que, lejos de calmar las aguas, deja entrever una gestión personalista, opaca y bastante cómoda para quienes están acostumbrados a que las normas sean papel mojado.
Mientras tanto, en el exterior del Panoramis, la obra luce cerrada a cal y canto. La grúa que coloca la celosía sigue aparcada y vallada, a la espera de que alguien decida si es más rentable terminar los trabajos o aguantar el chaparrón mediático hasta que amaine. Desde el Ayuntamiento aseguran que han enviado una inspección y que, al no haber actividad, no ha hecho falta paralizar nada.
El Puerto de Alicante, como propietario de los terrenos, también ha sido requerido para evaluar si las obras se ajustan al Plan Especial del Puerto (PEPA). Ayer mismo, un ingeniero de la Autoridad Portuaria visitó la zona. Todo apunta a que será otro trámite más, de esos que llegan cuando la obra ya está hecha y solo falta cortar la cinta.
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