
La lluvia, aunque no te guste, trae consigo una buena noticia… El agua embalsada en Entrepeñas y Buendía ha alcanzado los 1.241 hectómetros cúbicos, una cifra que no se veía desde hace 27 años. Esta acumulación de recursos hídricos, resultado de las intensas lluvias y del deshielo que continuará en las próximas semanas, podría influir directamente en el trasvase Tajo-Segura, un recurso vital para la provincia de Alicante.
El trasvase, junto con el agua desalada y la regenerada, permite el riego de unas 50.000 hectáreas en la Vega Baja y el Camp d’Elx. Sin embargo, a pesar de la abundancia actual de agua en los embalses de cabecera, las restricciones y los debates políticos siguen condicionando su distribución. Según las actuales reglas de explotación, si los embalses mantienen su nivel actual, el trasvase máximo permitido será de 27 hectómetros cúbicos mensuales hasta septiembre, de los cuales aproximadamente un 25% llegará a Alicante. Si la cifra superara los 1.400 hectómetros, la normativa indicaría un trasvase de 60 hectómetros al mes, algo que nunca ha sucedido en la historia del acueducto.
Esta situación pone en evidencia la compleja gestión del agua en España, donde los factores políticos tienen un peso determinante. Alicante, gobernada por el Partido Popular, depende de decisiones tomadas por administraciones de signo político diferente en Castilla-La Mancha y el Gobierno central, lo que genera tensiones en torno a la gestión del trasvase. Mientras que en la Comunidad Valenciana y la Región de Murcia se reclama un mayor aprovechamiento del agua disponible, el ejecutivo castellanomanchego insiste en limitar las transferencias con el argumento de garantizar el caudal ecológico del Tajo.
Expertos han cuestionado recientemente la gestión de la Confederación Hidrográfica del Tajo, señalando que se sigue desembalsando agua en algunas zonas mientras se mantiene un caudal ecológico en Bolarque que podría reducirse temporalmente para aumentar los aportes al trasvase. En la actualidad hay un excedente de agua que, con una mejor gestión, podría aprovecharse de manera más eficiente.
Otro aspecto a destacar es el diseño inicial del trasvase Tajo-Segura, que contemplaba el traslado de hasta 1.000 hectómetros cúbicos anuales, una cifra que pronto se rebajó a 600 y que en la práctica nunca ha sido alcanzada de forma constante. En las últimas décadas, la media anual ha rondado los 300 hectómetros, lo que ha obligado a la provincia de Alicante a buscar soluciones complementarias como la desalinización y la reutilización de aguas.
El futuro del trasvase sigue siendo incierto y está marcado por decisiones políticas y judiciales. La cantidad de agua embalsada es una oportunidad para garantizar el riego y el abastecimiento, pero solo si las administraciones implicadas logran acuerdos que prioricen las necesidades del sureste español sin descuidar el equilibrio hidrológico del Tajo.
Deja una respuesta