
La Comisión de Urbanismo del Ayuntamiento de Alicante ha aprobado la Modificación Puntual número 45 del Plan General Municipal de Ordenación Urbana (PGMO), con el fin de permitir la instalación de un depósito de agua desalada en la zona de Montepino (Las Paulinas). Este depósito, solicitado por Aguas de Alicante, contará con una capacidad de 20.000 m³ y pretende mejorar el abastecimiento en la Playa de San Juan, La Condomina y La Albufereta. Sin embargo, esta medida resulta insuficiente ante la grave situación ambiental que enfrenta la costa alicantina.
El Ayuntamiento ha iniciado los procedimientos para recalificar el suelo donde se ubicará la infraestructura, que actualmente es no urbanizable, como ‘sistemas generales’ para servicios e infraestructuras. La propuesta fue aprobada con los votos a favor de PP, Vox y Compromís, mientras que PSOE y EU-Podem se abstuvieron. Además, la modificación del PGMO también contempla cambios en los artículos 27 y 45 para regular las dotaciones en suelo no urbanizable y la creación de un nuevo artículo sobre integración paisajística.
Si bien el depósito pretende mejorar la resiliencia del suministro hídrico, la iniciativa se queda corta ante los problemas medioambientales que afectan la costa alicantina. Por un lado, los informes recientes sobre vertidos de aguas fecales en el mar exponen un grave problema de contaminación que este depósito no soluciona. Las aguas de baño en la ciudad continúan viéndose afectadas por deficiencias en el tratamiento y gestión de residuos, lo que plantea dudas sobre la prioridad que se le da al abastecimiento frente a la calidad del agua y la salud pública.
A esto se suma la inminente implantación de macrodepósitos en un puerto artificial que altera las dinámicas naturales del litoral, generando impacto en las mareas y afectando negativamente a los ecosistemas marinos. La proliferación de estos proyectos pone en entredicho el verdadero compromiso ambiental de las administraciones locales, que parecen más preocupadas por ampliar la infraestructura urbana que por proteger el entorno.
También es fundamental considerar el excesivo tráfico de cruceros que anualmente atraviesan el puerto de Alicante, aumentando la contaminación del aire y del agua. Mientras que otras ciudades costeras han tomado medidas para reducir el impacto de estas embarcaciones, Alicante sigue apostando por un modelo de turismo masificado que agrava los problemas ambientales sin ofrecer soluciones integrales.
En este contexto, la instalación del nuevo depósito de agua desalada no deja de ser una medida paliativa que ignora los problemas estructurales de la ciudad en materia de gestión del agua y sostenibilidad. En lugar de seguir sumando infraestructuras que alteran el entorno sin abordar la raíz del problema, sería necesario replantear un modelo de desarrollo que priorice la protección del medio ambiente y la salud de los ciudadanos por encima de los intereses económicos y urbanísticos.
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