En toda la provincia de Alicante se repite una realidad que se ha convertido en una constante: la falta de conexiones fluidas y eficientes entre los municipios y las principales capitales comarcales. Desplazarse entre localidades como Alicante y Elche, Orihuela, Alcoi, Dénia-Xàbia, Benidorm o Elda-Petrer sigue siendo una tarea complicada, lenta y, en muchos casos, poco accesible para quienes dependen del transporte público. A esta carencia se suma la debilidad de las conexiones internas dentro de cada comarca —L’Alacantí, L’Alcoià, Las Marinas, La Vega Baja o el Vinalopó—, donde las líneas de autobús son escasas, los horarios insuficientes y las frecuencias irregulares.
Un ejemplo reciente que ilustra esta problemática es el de Xixona. Más de 1.500 vecinos han firmado una petición para recuperar el autobús que conectaba el municipio con la Universidad de Alicante y otros centros educativos. La supresión del servicio, apenas una semana antes del inicio del curso y sin comunicación previa, dejó a numerosos estudiantes sin una opción de transporte viable. Ante esta situación, el Ayuntamiento se ha visto obligado a mantener el servicio de forma temporal con fondos propios mientras se espera una respuesta por parte de la Generalitat. Paralelamente, el consistorio ha elevado la reclamación al Síndic de Greuges para exigir una solución estable y duradera que garantice el derecho del alumnado jijonenco a acceder a la educación en igualdad de condiciones.
Este caso no es aislado, sino una muestra más de un problema estructural que afecta a toda la provincia. La Diputación debería asumir un papel más proactivo y coordinador, impulsando un plan integral de movilidad que conecte las distintas comarcas entre sí y con las principales áreas urbanas. Un sistema de transporte público cohesionado permitiría reducir la dependencia del vehículo privado, mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y fomentar un desarrollo territorial más equilibrado.
Alicante necesita dar un paso decisivo hacia una movilidad moderna y sostenible. Para ello, no basta con reforzar algunas líneas: es imprescindible reestructurar todo el sistema de transporte. Esto incluye la optimización de las líneas de autobús interurbanas, la ampliación y mejora de la red de tranvía (TRAM), la integración real de los trenes de cercanías y una conexión eficiente con el Tren de Alta Velocidad. Solo así se podrá articular una red que funcione como un verdadero eje vertebrador de la provincia, facilitando los desplazamientos cotidianos, reduciendo emisiones y fomentando la cohesión social y económica.
Contar con un transporte público bien planificado y accesible no es solo una cuestión de comodidad, sino de futuro. Es la clave para que Alicante deje atrás su dependencia del coche, reduzca el tráfico y la contaminación, y avance hacia un modelo territorial más justo, sostenible y conectado.
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