La Plataforma Vecinal Alicante ¿Dónde Vas?, ha celebrado la primera manifestación contra el turismo masivo en la ciudad, congregando a 700 personas, entre las que se encontraban vecinos y vecinas de diferentes barrios como Carolinas, el Pla, San Gabriel, Campoamor, San Blas o el Centro Tradicional, representantes de asociaciones y de distintas organizaciones. La protesta, bajo el lema «Alicante no está en venta. Pongamos límites al turismo masivo», comenzó en la Calle Calderón de la Barca de Alicante y recorrió las calles más céntricas de la ciudad.
Durante la marcha, los manifestantes corearon consignas como «Alicante no se vende», «La vivienda es un derecho y el turismo un privilegio» y «Vivienda para el pueblo, no para el turista», captando la atención de curiosos y turistas por igual. La manifestación cuyo último tramo pasó por la Explanada de España, espacio turístico por excelencia de la ciudad, finalizó en el casino del puerto, para la lectura de un manifiesto.
El manifiesto subrayaba que «nuestra ciudad se ha convertido en un parque temático. Dicen que Alicante vive del turismo, cuando en realidad es el turismo el que vive de ella. Pero Alicante tiene un límite». Además, se destacó que el acceso a una vivienda digna se ha convertido en un lujo inalcanzable para la mayoría, agravado por la precariedad laboral en el sector turístico, caracterizada por salarios bajos, contratos temporales y pésimas condiciones laborales, afectando especialmente a mujeres y personas migrantes.
La Plataforma Vecinal Alicante ¿Dónde Vas? alertó sobre los peligros de un modelo de «monocultivo turístico», que augura un futuro insostenible y agudiza las crisis ambientales, beneficiando únicamente a una élite empresarial. Los y las vecinas se sienten invisibles ante unas instituciones que, según ellos, ignoran sus necesidades, mientras priorizan los intereses económicos del turismo.
El manifiesto concluyó con un llamado a la reflexión: «No podemos permitir que Alicante se convierta en una ciudad vacía de residentes, familias y vecindad, donde se sacrifique el derecho a nuestra ciudad en aras del beneficio económico. Es hora de hacer una pausa y reflexionar hacia dónde vamos y cómo queremos compartir nuestro espacio urbano».
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