
Dignidad, desigualdad y el derecho a no mirar hacia otro lado
Los artículos que ocupan los puestos del 21 al 40 entre los más leídos de opinión en quefas.es durante 2025 profundizan en una idea común: la dignidad como campo de batalla cotidiano. En este bloque, la opinión se convierte en una herramienta para señalar desigualdades persistentes, cuestionar marcos normativos injustos y poner palabras a realidades que con demasiada frecuencia se invisibilizan.
Aparecen aquí debates sobre trabajo autónomo, educación, pobreza, salud mental, libertad de expresión y derechos culturales, junto a un análisis crítico del modelo urbano y turístico de Alicante y de las decisiones políticas —locales y europeas— que lo sostienen. Son textos que no se conforman con describir los problemas, sino que interpelan directamente a instituciones y ciudadanía, reclamando responsabilidad y mirada larga.
Este tramo del ranking destaca por su capacidad de incomodar sin estridencias: artículos que reivindican el derecho a tener un mal día, a vivir el verano sin privilegios, a que la cultura y sus trabajadores sean visibles, o a exigir coherencia entre los discursos públicos y sus efectos reales. Opinión que no busca polarizar, sino hacer visible lo que se prefiere no ver.
21. “Lo que surja” frente al Ideal
Hay frases que encierran más de lo que dicen. “Lo que surja”, como consigna para la concentración del 8 de noviembre (a las 19.00h) ante lo que queda del viejo Cine Ideal, parece una invitación ligera, pero es, en realidad, una llamada a despertar. A preguntarnos cómo es posible que un edificio tan cargado de memoria, corazón y arte lleve más de veinte años con las persianas echadas, podrido y lleno de ratas, esperando a que alguien vuelva a darle sentido.
El Ideal no es solo un local abandonado; es una metáfora de lo que se está permitiendo hacer con la ciudad: privatizar la nostalgia, poner candados al patrimonio, cerrar la puerta a la cultura que nos hizo comunidad. LEER MÁS
22. La dignidad del Autónomo… si existe un salario mínimo, ¿por qué no una cuota mínima justa?
Llevo siete años siendo autónomo. Siete. Y en ese tiempo, aparte de no poder ahorrar un euro, he pasado por todas las fases posibles del absurdo económico español: una pandemia, varias crisis, un año compaginando mi actividad con otro trabajo porque no llegaba ni a final de mes ni a final de factura. Lo que me sorprende —aunque ya no tanto— es cómo se ha normalizado la precariedad. Se espera que el autónomo «viva de su pasión», que facture sus supuestos hobbies y que, además, sonría mientras paga. SEGUIR LEYENDO
23. Cuando la balanza educativa siempre cae del mismo lado
La Generalitat Valenciana investiga a la Universidad CEU Cardenal Herrera por el supuesto embalsamamiento irregular de más de 650 cadáveres donados a la ciencia durante casi dos décadas. Una denuncia grave, sostenida por documentación, contratos y un decreto que tipifica los hechos como infracción muy grave. Sin embargo, más allá del caso concreto —que deberá aclararse en los tribunales— hay una pregunta incómoda flotando en el ambiente: ¿qué habría pasado si esta denuncia afectara a una universidad pública?
Probablemente, el ruido sería ensordecedor. Comparecencias, titulares incendiarios, dimisiones inmediatas y una campaña política y mediática sin descanso. Pero hablamos de una universidad privada vinculada a la Iglesia. Y cuando la Iglesia entra en escena, el volumen baja. Mucho. Porque en este país hay instituciones que juegan con red, mientras otras caminan sobre el alambre. CONTINUAR CON EL ARTÍCULO
24. Las cicatrices y las arrugas cuentan la historia de mi vida
Hay verdades que se escriben en la piel mucho antes de que alcancemos a comprenderlas. Las cicatrices y las arrugas, tan temidas por una sociedad que idolatra la apariencia juvenil y tersa, son en realidad las crónicas silenciosas de nuestra existencia.
Si uno se detiene a analizarlo —y la filosofía nos invita constantemente a detenernos— todo parece efímero. La fugacidad es el telón de fondo de la existencia. Dura poco una sonrisa, se desvanece pronto el perfume de una flor, se enfría rápido la comida recién hecha, y los amores, incluso los más intensos, conocen su ocaso. Las etapas de la vida, paradójicamente, parecen terminar justo en el momento en que comenzamos a comprenderlas, cuando les hemos “cogido el tranquillo”. ACCEDER AL RESTO
25. ImpulsaCultura o la mentira del emprendimiento cultural en Alicante
El Centro de Emprendedores de Alicante y su programa ImpulsaCultura Proyecta, que alcanza ya su sexta edición, se presentan como una apuesta firme por el desarrollo del sector cultural. Sin embargo, tras la retórica institucional y las fotografías de gala, crece una sensación compartida de desencanto y engaño entre quienes alguna vez creyeron en la promesa de apoyo real al emprendimiento cultural local.
Son ya seis ediciones y varios contratos por miles de euros, adjudicados a las mismas empresas de siempre, las que —bajo el pretexto de “formar” y “acompañar” proyectos culturales— han convertido este programa en una maquinaria autocomplaciente, más preocupada por justificar su propia existencia que por generar un impacto tangible. EL RESTO DEL POST
26. Los puteros, lo que fuimos y lo que no nos podemos permitir ser.
Creí, honestamente, que ya no tendría que justificarme por haber nacido hombre. Que reestructurarme desde dentro, revisar cada uno de mis privilegios, renunciar a los automatismos heredados y cuestionar lo aprendido sería suficiente. Pero me equivoqué. El machismo estructural, ese que se camufla de normalidad, sigue operando en los márgenes —y también en el centro— de nuestra sociedad. Y aunque procuro no habitar ciertos mundos, la realidad me recuerda constantemente que existen, que no han desaparecido. Que siguen ahí. LEER MÁS
27. La libertad de expresión y de cátedra ¿es juzgable?
La reciente condena al catedrático de la Universidad de Alicante, Juan Antonio Ríos Carratalá, es un ataque frontal a la libertad de expresión y de cátedra. Esta decisión judicial, que obliga a Ríos Carratalá a rectificar términos empleados en sus investigaciones sobre el secretario judicial que participó en el proceso contra Miguel Hernández, nos retrotrae a tiempos oscuros donde la verdad histórica se moldeaba al gusto de los poderosos.
El fallo, dictado por el Juzgado de Primera Instancia número 5 de Cádiz, obliga al académico a eliminar ciertas expresiones sobre Antonio Luis Baena Tocón y a indemnizar con 10.000 euros a su hijo por un supuesto daño al honor de su padre. Todo esto, en el contexto de un trabajo de investigación sobre el franquismo, una etapa que sigue generando controversia porque algunos se empeñan en blanquearla. SEGUIR LEYENDO
28. La realidad del verano para quien no puede poner el aire acondicionado
No se puede medir la realidad de las familias a través de medias o estadísticas generales. Detrás de cada cifra hay personas y situaciones muy diferentes, y lo que para muchos es cotidiano —comer con normalidad, ir de vacaciones o encender el aire acondicionado— no debería considerarse un lujo. Sin embargo, en Alicante son demasiadas las familias que no pueden permitírselo. Y lo más doloroso es que, lejos de encontrarse soluciones, el problema se extiende mientras se prioriza la imagen por encima de la realidad. CONTINÚA AQUÍ
29. La importancia de la perspectiva de la cultura.
Hoy que ha muerto Vargas Llosa, el mundo se ha paralizado.
En días así, me preguntó por qué me dedico a esto. Qué sentido tiene luchar por espacios de creación, por defender libros, músicas, obras de teatro, películas, nombres a veces desconocidos, a veces olvidados, a veces brillantes. Y la respuesta aparece sola: la ilusión que mantiene viva esa llama es encender la radio y escuchar cómo se acumulan historias de agradecimiento a la obra de un artista. Gente que no se conoce entre sí, pero que comparte una misma emoción. Un mismo descubrimiento y omite ideologías y mierdas, para centrarse en lo que una obra en si, le ha aportado a su experiencia vital. SIGUE LEYENDO.
30. El quinto escenario del Low
La vida en torno a un festival es lo que hace que este funcione… y dure. Benidorm es un contexto en si mismo, porque cuando los instrumentos callan y los lowers deberían dormir, se abre la puerta de un escenario alternativo que mezcla playa, zona de pintxos, guiris con espaldas rojas, rincones kitsch para gustos exigentes y olor a mercadillo.
Es una especie de quinto escenario, sin horarios. Abierto a improvisaciones que hacen que tu cuerpo huela a sal, mientras te comes una marinera y suena Supersubmarina, en esa lista que no han cambiado en 10 años, de la Cava Aragonesa LEER MÁS
31. Entre pioneras, derechos y esperanzas…
Estoy escuchando Hoy por hoy. Lo hago con ese gesto automático de quien enciende la radio para sentirse acompañado mientras el mundo, una vez más, parece decidido a descomponerse. Vengo de leer sobre las elecciones chilenas, donde se blanquea a Pinochet con una naturalidad que hiela la sangre. De repasar encuestas que confirman que VOX sigue creciendo en Andalucía y Extremadura. Y, de pronto, Bob Pop abre su sección buscando pioneras.
Llama una mujer que fue la primera en trabajar en una gasolinera. Otra que formó parte del reducido grupo de siete mujeres que se atrevieron a llevar pantalones en el Banco Hispanoamericano, desafiando directamente a su jefe. Luego, una mujer cartera que no tuvo referentes, porque mientras su hermano cerraba sistemas educativos, ella los abría. No conquistaban imperios. No protagonizaban grandes titulares. Pero empujaron el mundo un poco más allá de esos límites de lo permitido, que con tanta facilidad, parecemos haber olvidado. SEGUIR LEYENDO
«Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo». (Albert Einstein)
Cambiar el mundo siempre requirió tiempo. No hay atajo histórico que contradiga esta verdad: cada avance humano ha necesitado largas pausas de pensamiento, espacios de vacío, de ensayo y error. Sin embargo, la vida moderna parece empeñada en recordarnos todo lo contrario. La falta de tiempo nos empuja a repetir fórmulas, cumplir horarios y estrechar el campo de visión hasta el tamaño exacto de una pantalla. Somos, cada día un poco más, esclavos del rectángulo luminoso en el que pretendemos encajar nuestro mundo entero. SABER MÁS
33. La mente bajo asedio: cuando el error y la presión social se convierten en una condena invisible
Hay errores que todos cometemos. Algunos son pequeños —como exagerar una habilidad en un currículum— y otros tienen un peso público que multiplica sus consecuencias. Lo que los diferencia no es solo la gravedad del hecho, sino el escenario en el que se desarrolla: la vida privada o el foco implacable de la opinión pública. Y cuando el error se mezcla con la exposición mediática, el resultado puede ser devastador para la mente humana.
El caso reciente de José María Ángel, histórico del socialismo valenciano, ha puesto en evidencia una vez más la fragilidad que todos compartimos, aunque no nos guste reconocerlo. Tras varios días siendo el centro de informaciones sobre su carrera funcionarial y su formación académica, defendiendo su legalidad pero cediendo a la presión con dimisiones en cadena, el veterano político acabó protagonizando una noticia que debería habernos dejado sin aliento: su intento de suicidio. SIGUE LEYENDO
34. La ciudad secuestrada por el turismo: Alicante se moviliza ante la pasividad institucional
Más de mil personas salieron este viernes a las calles de Alicante para denunciar una situación insostenible: la turistificación desbocada de algunos barrios y la proliferación sin control de apartamentos turísticos. La marcha arrancó desde un lugar cargado de simbolismo, la Librería 80 Mundos, uno de los negocios históricos de la ciudad que ha visto cómo la especulación inmobiliaria promovida por grandes fondos amenaza su existencia y la de la vida vecinal en el centro urbano.
La protesta, organizada por la plataforma ciudadana Alicante, ¿a dónde vas?, recorrió la Avenida General Marvá hasta la Plaza de los Luceros y concluyó en la playa del Postiguet. Los asistentes, muchos de ellos vecinos afectados por la expulsión forzada de residentes y el encarecimiento del alquiler, reclamaron el derecho a vivir en sus barrios. “Casas para el pueblo, y no para el turista”, fue uno de los lemas más coreados. EL RESTO DEL POST
35. Alicante, Ortiz, los edificios cebra y la ciudad que pudo ser y es
Un simple café con cuatro arquitectos me saca de dudas… Alicante no se hizo pensando en sus ciudadanos, sino en sus solares. Esa es la verdad incómoda que llevamos décadas evitando. Desde el abandono del magnífico proyecto de Maisonnave —una propuesta moderna, ordenada, pensada para una ciudad mediterránea, viva y coherente— hasta la entrega progresiva del territorio a los intereses particulares de promotores como Enrique Ortiz, la historia urbanística de Alicante es la historia de una oportunidad desperdiciada.
Durante años hemos permitido que el crecimiento urbano respondiera más a la inercia del negocio que a una visión de ciudad. No se han respetado alturas, se han creado barrios sin pensar en equipamientos ni servicios básicos, y ahora, con más de 407.000 habitantes, nos damos cuenta de que lo hemos hecho mal: hemos construido una suma de fragmentos, no una ciudad. EL RESTO DEL CONTENIDO
36. Alicante impone un “basurazo” inasumible mientras sus calles siguen igual de sucias
Los vecinos de Alicante están recibiendo estos días una desagradable sorpresa en forma de recibo: una tasa de basura disparada, que en muchos casos llega a triplicarse o incluso cuadruplicarse respecto al año anterior. Una subida que no solo resulta desorbitada, sino que se aplica sin que se haya producido mejora alguna en la limpieza de la ciudad. Alicante está tan sucia como siempre, y los residentes se preguntan con indignación a qué se debe este tasazo.
Mientras tanto, quienes más sufren el impacto de esta subida son precisamente los propietarios de viviendas pequeñas y con menos recursos. De pagar apenas 22 euros, pasan ahora a ver facturas de hasta 70 o incluso 145 euros, según el tamaño del inmueble y su valor catastral. Una injusticia que golpea especialmente a quienes menos tienen, sin contemplar renta, número de residentes o esfuerzo por reciclar. CONTINÚA CON EL ARTÍCULO
37. El derecho a tener un mal día.
Hoy no voy a subir una foto a Instagram. No porque me haya pasado algo terrible, sino porque no me apetece. Porque no tengo tiempo ni ganas de encajar mi vida en un encuadre perfecto, con el ángulo ideal y el filtro adecuado. Porque, en realidad, hoy no tengo nada que mostrar, y lo más importante: no tengo por qué hacerlo.
No voy a gastar tiempo en compararme con la parte idílica de la vida de un influencer. Tampoco voy a fingir que todo me va de puta madre mientras camino por la calle con cara de persona realizada y en plenitud. No me da la gana. Porque la realidad es que estoy hasta los cojones de que suban el precio de todo, de que me pidan que sonría como si eso fuera la solución a la inflación, de que me hablen de cruzadas por las que nadie se manifiesta, de que la vida social se haya convertido en un gasto más, una inversión obligada para no quedar fuera del circuito del bienestar impostado. Como si estar borracho fuera a cambiar algo. MÁS INFO
38. La cultura que no se ve: reivindicación del trabajo invisible en teatros y centros culturales
Siempre me ha sorprendido —y aún hoy me desconcierta— que en tantos teatros, auditorios y centros culturales falten figuras clave sin las cuales la cultura simplemente no llega a su público. Hablo del fotógrafo que captura la magia de un estreno, del comunicador que traduce la programación en relato, del diseñador que convierte una idea en cartel, del community manager que hace que un joven descubra una obra que jamás habría imaginado… y, por supuesto, del equipo gestor que sostiene toda esa maquinaria con visión, criterio y mucho oficio.
Porque la cultura no ocurre sola. No se programa sola, no se comunica sola, no se difunde sola. La cultura necesita manos, ojos, sensibilidad y estrategia. Necesita profesionales, que, por otro lado, agradecerían contratos, trabajos parciales y otras cosas que los sacaran de la precariedad. Y más en esta provincia, que tanto ha ninguneado cosas, hasta el punto de que el que no emigra se ve abocado a una vida de mierda sufragada por la dependencia de instituciones o las bodas, bautizos y comuniones. SEGUIR LEYENDO
39 La pobreza real de Alicante
En Alicante hemos llegado al punto de multar y sancionar a quienes no tienen nada. No es una metáfora ni un recurso literario: es el síntoma más evidente de un modelo de ciudad que prefiere esconder la pobreza antes que combatirla. Una ciudad que se enorgullece en Instagram de su sol y sus terrazas mientras mira hacia otro lado cuando la realidad se tumba en sus aceras.
El sinhogarismo en Alicante se ha disparado. No hablamos ya de perfiles cronificados ni de historias aisladas: hablamos de jóvenes, mujeres, trabajadores precarios e incluso personas con empleo que no pueden asumir alquileres cuyo precio bordea lo obsceno. Hablamos de migrantes sin papeles atrapados en un limbo administrativo que les niega empadronamiento, residencia o acceso laboral. Hablamos de vecinos como cualquiera, pero con un punto más de mala suerte o un salario menos digno. SIGUE LEYENDO
40. Cuando la política europea es un reflejo de la realidad local de Alicante
Alicante no necesita grandes informes científicos para comprobar que el cambio climático ya no es una amenaza lejana, sino una realidad cotidiana. Cada otoño, las DANAs descargan lluvias torrenciales que inundan calles, garajes y bajos comerciales. Cada verano, el termómetro se dispara durante semanas que parecen no tener fin, y las noches tropicales —esas en las que el descanso se vuelve imposible— son ya la «nueva normalidad».
Mientras tanto, las decisiones que se toman en Bruselas o Estrasburgo parecen tener un eco distante en la vida diaria de quienes habitan esta provincia. El reciente voto en contra de los objetivos climáticos europeos por parte de representantes del PP en Europa ha levantado inquietud entre colectivos ambientales y sectores sociales que viven de cerca los efectos del calentamiento global. SEGUIR LEYENDO



















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