
El Ayuntamiento de Alicante es experto en grandes anuncios y lentas ejecuciones. El último ejemplo es el sufrido por los vecinos de la calle Pintor Otilio, en el barrio de Altozano, que han tenido que esperar casi un año para ver cómo el consistorio movía ficha y comenzaba las obras para reparar el socavón que mantiene la vía cortada desde hace meses.
El contrato, dotado con un presupuesto cercano a los 700.000 euros, pretende poner fin de una vez por todas a los problemas de hundimientos en la calzada. Problemas que, cabe recordar, no aparecieron de la noche a la mañana, sino que llevaban tiempo manifestándose en forma de grietas y baches que fueron ignorados hasta que el asfalto cedió por completo.
Ahora, el plazo de ejecución es de seis meses, lo que significa que, en el mejor de los casos, los vecinos cumplirán un año y siete meses sin poder transitar ni aparcar en su calle.
Explicaciones tardías y vecinos hartos
Para intentar calmar los ánimos, el Ayuntamiento organizó un encuentro con residentes y comerciantes de la zona, donde se detallaron las condiciones del contrato y se aseguró que los trabajos ya han comenzado con comprobaciones del estado del suelo. Sin embargo, entre los vecinos predomina el escepticismo tras tanto tiempo de espera.
El deterioro de la calle no es reciente, sino que ha sido un problema ignorado hasta que el hundimiento hizo inevitable la intervención. Ahora, la reurbanización de la zona se enfrenta a la impaciencia de quienes llevan meses lidiando con los inconvenientes de una vía cerrada y en estado de abandono.
¿Hasta cuándo este modus operandi?
El caso de la calle Pintor Otilio no es un hecho aislado. En Alicante, los proyectos municipales siguen un patrón predecible: promesas a bombo y platillo, largas esperas y obras que se eternizan cuando finalmente arrancan. Mientras el centro y las zonas turísticas reciben atención prioritaria, barrios como Altozano quedan relegados a un segundo plano. Y muchos comercios, en mitad de la obra fantasma, están al borde del cierro.
Las prioridades del Ayuntamiento siguen centradas en las áreas más visibles de la ciudad, dejando en segundo plano actuaciones urgentes en barrios que llevan años esperando mejoras. La calle Pintor Otilio es solo un ejemplo más de una gestión que privilegia la imagen sobre la eficacia.
Para colmo,el propietario del taller, molesta continuamente a los operarios para que le dejen entrar coches a la calle Pintor Otilio.
Los fines de semana quita las vallas para atender su negocio.