
La crítica es una de las herramientas más poderosas de la interacción humana, pero también una de las más complejas. El modo en que la recibimos, especialmente cuando es ácida, depende en gran medida de la fuente de esa crítica. Como mencionas, la motivación que está detrás de un comentario es clave para decidir cómo reaccionar.
La positiva.
Por un lado, la crítica que viene de un lugar noble tiene una intención constructiva. Esta crítica, aunque tal vez dura o directa, está dirigida a ayudarnos a mejorar. Cuando alguien nos señala un error o nos dice que podríamos hacer algo mejor, lo hace desde el deseo de vernos crecer. Puede no ser fácil de escuchar, pero es valiosa, porque nos da una oportunidad para aprender. La forma de transmitirla puede ser brusca, pero la intención es positiva. Lo importante, en este caso, es recibir la crítica con la mente abierta, sin sentir que se atenta contra nuestra dignidad, sino como una invitación a la mejora. Y nos pone ante un espejo que, muchas veces, nuestro ego no nos deja ver.
La negativa.
Por otro lado, la crítica motivada por envidia o celos tiene una cualidad venenosa. Aunque puede estar disfrazada de amabilidad o simpatía, su propósito es diferente: hacer daño, socavar nuestra confianza, o incluso dudar de nuestra capacidad. Este tipo de crítica no se debe aceptar en el mismo plano que la anterior. No se trata de no escucharla, sino de no dejar que nos defina ni nos afecte. Es fácil caer en la trampa de responder con la misma agresividad, pero lo más sabio es entender que proviene de un lugar que no merece nuestra energía.
Aceptar la crítica de manera consciente implica reconocer la motivación detrás de ella. Si proviene de un lugar de apoyo y deseo de mejora, debemos abrazarla, aunque duela un poco. Si viene de un lugar tóxico, debemos aprender a distanciarla de nuestra identidad y no permitir que afecte nuestra paz interior. De esta forma, no solo protegemos nuestra autoestima, sino que mantenemos el control sobre cómo nos impactan las opiniones ajenas.
El reto no es evitar las críticas, sino aprender a diferenciarlas y responder a ellas con madurez.
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