• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido principal
Quefas

Quefas

  • INICIO
  • AGENDA
  • ¿DÓNDE ESTÁS?
    • ALACANTÍ
    • ALICANTE CIUDAD
    • ELCHE
    • L´ALCOIÀ
    • LES MARINES
    • VEGA BAJA
    • VINALOPÓ
  • ¿QUÉ BUSCAS?
    • ARTE
      • exposiciones
    • CINE
      • Cartelera de Cine de Alicante
      • estrenos
      • series
    • ESCÉNICAS
    • LETRAS
    • MÚSICA
      • EL BUEN VIGÍA
      • FESTIVALES
    • NENICXS
    • SOCIAL
    • TURISMO
      • GASTRONOMÍA
      • Rastros y mercadillos
      • Visitas
  • REVISTA
    • CRÓNICAS
    • DESTACADOS
    • NOTICIAS
    • NOTICIAS CULTURALES
    • OPINIÓN
  • CONTACTO
    • Contacta con nosotr@s
    • Envíanos tu evento
    • Envíanos tus novedades
    • Envíanos tus cartas al director
    • TARIFAS de quefas.es
  • RRSS y SUSCRIPCIONES

La mercantilización de la mirada

3 de julio de 2025 por Jon López Dávila Deja un comentario

En una escena, todo comienza con la mirada. Antes de que se articule una palabra, antes incluso del más leve gesto, el acto fundacional que convierte cualquier situación en una representación es el hecho de ser observado. Si alguien te mira, ya estás actuando. Es en ese cruce de miradas donde emerge lo real, lo verdadero, lo humano. Pero esa verdad ha sido hackeada.

Vivimos en una era donde la mirada ya no es un vínculo, sino un recurso explotable. Nos han expropiado los ojos para sumergirnos en una catarata de imágenes que se disuelven en pantallas. Ya no nos deleitamos, simplemente: consumimos. Y lo que es peor, ya no somos mirados; somos interpretados por algoritmos, desplazados por métricas, reducidos a píxeles que otros deslizan o ignoran. La intimidad del cruce de ojos ha sido reemplazada por el espectáculo de la vigilancia y la autoexposición.

Este fenómeno no es solo cultural: es económico. La mirada, que alguna vez fue un puente entre dos conciencias, se ha convertido en mercancía. Porque la publicidad ya no interrumpe lo que vemos, sino que moldea aquello que se nos presenta, diseñando los contenidos no para encontrarnos, sino para atraparnos. En esta lógica, el valor ya no reside en el contenido, sino en el tiempo que logramos permanecer frente a la pantalla, en lo que se ha dado en llamar la “economía de la atención”. Sin embargo, esta mercantilización tiene un costo profundo: la pérdida del rostro del otro. Nos han arrebatado ese instante fundacional en que dos miradas se cruzan y se reconoce al otro como sujeto. En su lugar, habitamos una escenografía interminable de imágenes sin anclaje, donde todo se observa pero nada se ve realmente. El ojo ha sido colonizado.

Este vaciamiento de la mirada genera una ilusión de conexión mientras borra toda posibilidad de encuentro. La pantalla promete presencia, pero ofrece distancia. Promete verdad, pero entrega filtros. Promete ver al otro, pero lo convierte en marca, en avatar, en producto.

Frente a esta expropiación, quizá el gesto más radical sea el de volver a mirar. Mirar de verdad: sin objetivo, sin like, sin control. Devolverle a la mirada su carácter fundacional, no como espectáculo, sino como acto de presencia. En un mundo saturado de imágenes, ver al otro —y dejarse ver— puede ser el acto más subversivo.

Porque si no hay cruce de ojos, no hay escena. Y sin escena, no hay verdad

Publicado en: opinión, REVISTA, SOCIAL, WORLD




Síguenos en whatsapp
Síguenos en Telegram

Entradas recientes

  • 25 aniversario de los EAC
  • La Amistad como Red de Seguridad Psicológica en Tiempos de Individualismo y Movilidad Global
  • Turismo burocrático: mi semana en el parque temático de las administraciones públicas
  • Programación 2025-26 de Virtuós Mediterrani
  • En último Onda Tary de la temporada

Interacciones con los lectores

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Quefas © 2025

X